Entre inspiración e imitación: la diferencia que marca Santosom.
En Santosom creemos que la inspiración es natural e incluso saludable. Cuando una empresa emprende un nuevo camino, es normal que otras la miren y piensen: «¡Buena idea!». Es parte de la evolución de los mercados.
El problema surge cuando la inspiración deja de ser inspiración y se convierte en... «Ctrl+C, Ctrl+V». Y no estamos hablando de coincidencias: estamos hablando de copias íntegras, desde ideas hasta fotografías. Hemos visto nuestros productos presentados por marcas que incluso confunden el nombre... como si «Samsung» fuera sinónimo de Santosom. Triste, ¿no?

Y no solo ocurre en Asia. Es cierto que en China hemos visto copias de menor calidad, sin nuestra calidad, tecnología o detalle, pero incluso allí hemos escuchado un «elogio» inesperado: empresas que dicen sin rodeos: «Intentamos copiar a Santosom, porque son la empresa más innovadora». Una confesión curiosa, pero reveladora.

En Europa, el panorama no es muy diferente. Lo que se oye a menudo es sencillo: cuando un cliente pide a un competidor, la frase es «quiero lo mismo que Santosom» o «consígueme esta foto para copiarla». Es decir, en lugar de crear su propia identidad, se limitan a replicar.

Santosom, por el contrario, ha construido en 25 años de historia (y 40 de experiencia familiar) una verdadera escuela de innovación. Desde el mercado audiovisual, nuestro principal foco, hasta la creación de soluciones registradas, patentes y mejoras continuas, trabajamos codo con codo con los clientes para crear movilidad, protección y usabilidad reales. No nos limitamos a fabricar flight cases, sino que creamos soluciones que tienen sentido en el almacén, en las cargas, en la carretera y en los eventos.
Por eso, sí: nos halaga que nos tomen como referencia. Significa que vamos por buen camino. Pero copiar, perseguir... eso es poco profesional, feo y no aporta nada al mercado. Y no solo lo decimos nosotros: lo dicen los clientes, que saben quién innova y quién solo intenta seguirle los pasos.
Al fin y al cabo, innovar requiere visión, trabajo y valentía. ¿Copiar? Eso es fácil. Pero ser Santosom... eso no se copia.